Es difícil pensar que alguien pueda salir beneficiado con el dolor ajeno. Esa es una pregunta que me he formula siempre, desde que me inicié en el mundo del periodismo hace ya… unos cuantos años.
El caso es que dentro de mi faceta como freelance y Propietario de la Agencia de Comunicación, Marketing y Audiovisuales medisgrupo tengo la fortuna (aunque no deja de ser un trabajo) de poder asistir a los cuatro Grandes Premios Españoles de MotoGP que se celebran en nuestras fronteras. Allí voy como redactor y fotógrafo de Buckler, la cerveza oficial de los Grandes Premios Españoles. En los años que llevo cubriendo competiciones del motor, me he encontrado ante mi objetivo muchas caídas, algunas muy fuertes y otras, afortunadamente, sin importancia.
El momento de captar la instantánea es algo como la propia técnica de hacer fotos, se aprende a base de tirar muchas (en el sentido de accionar el disparador y de echarlas a la papelera porque no valían nada).
El pasado fin de semana, en el Gran Premio de Cataluña de MotoGP, me tocó dar cobertura fotográfica del evento para Buckler. El trabajo consiste en buscar fotografías originales y con fuerza, donde además de salir los grandes protagonistas, los pilotos, también lo haga la marca a quien represento. Para que nos entendamos, fotos para hacer branding. El caso es que durante todo el fin de semana estuve haciendo fotos en las curvas donde había pancartas de Buckler, tanto en momento los entrenamientos como en la carrera y en el Foro Buckler de Conducción Segura que se celebró el viernes y en el que estuvieron ponentes de la talla de Alex Crivillé y Héctor Barbera. (+ fotografías HD)
El caso es que el domingo, cuando desde el vial fotografiaba la carrera de Moto2, se produjo ante mi la caída de Julito Simón, al ser arrollado por detrás por el turco Kenan Sofuouglu.
El destino, dichoso destino, hizo que capturase toda la secuencia de la caída, de la cual supongo ya conocéis cuales fueron los resultados. En ese momento y en esa curva, había más fotógrafos, pero la fortuna quiso que yo fuera el único que la captó lateralmente. Al llegar a la sala de prensa, pregunté a otros compañeros periodistas y fotógrafos si alguien tenía la foto. Y casualmente, algo que sólo pasa pocas veces en la vida, sólo medisgrupo las tenía desde esa ubicación. Así pues, en los medios españoles, tanto los darios como El Mundo, El País, ABC, Intereconomía, La Razón, como en los deportivos como Marca, As, El Mundo Deportivo, la Rioja2, Las Provincias y la revista especializada Motociclismo, las fotos que aparecieron eran mias. Sólo en el Mundo venían firmadas con mi nombre, pues en el resto figuraban como agencia (EFE y Reuters, que fueron las que adquirieron los derechos), pero siempre me quedará la satisfacción personal de haber sido el autor de las mismas.
Y aquí es donde surge nuevamente la pregunta ética que lanzaba al principio de este post. ¿Es lícito el reconocimiento, beneficio económico (en algunos casos) con las desgracias? ¿Qué decís? En mi caso creo que sí, porque el profesional de la fotografía, del vídeo o cualquier medio, si centramos esto sólo al mundo del periodismo, vive acercando la verdad a los que no alcanzan a llegar a ella. Porque, de no haber llegado las fotos a las agencias, ¿podrían haberlas visto los lectores? En Flirck desde luego que sí, pues recientemente he comenzado a subir fotografías y unas de ellas son la secuencia del accidente.
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